¡Hola, hola!
Hoy, vengo a traeros un post algo diferente al contenido del blog, es un post personal, de viajero a viajero, de estudiante a estudiante, de mi, para ti.
En 2012 me embarcaba en una de las decisiones más grandes que he tomado en mi vida, tenía menos de un mes para decidir cual era el ámbito laboral al que quería regalarle el resto de mis días y estaba nerviosa, no sabéis cuanto, porque aquel me parecía un paso gigante para una chica de 17 años, que aún, no sabía con claridad lo que quería para su vida, porque sabía que me encantaba viajar, que me encantaba escribir y que algunos idiomas, los dominaba pero el mundo universitario era demasiado grande para mi y por eso, no lo tuve demasiado claro en un principio.
Al final, renuncié a dos carreras, me había pre-inscrito a Economía y a Trabajo Social, ¿muy distintas una de la otra, no? Algo me decía que debía esperar y así lo hice. En la segunda lista, apareció mi aceptación en la carrera de Turismo en la Universidad de La Laguna, ¡no me lo podía creer! Y aunque mi corazoncito siempre había deseado entrar en Periodismo, algo me hizo decidir que el Turismo sería mi hogar durante los próximos cuatro años.
No fueron cuatro, fueron cinco. Vale, la universidad siempre ha sido una carrera de fondo, no de velocidad, me decía mi padre. No es que no me esforzara, a veces, no se puede sacar todo a la primera, porque quiero que sepáis que nunca las tuve todas conmigo, ni todos los días fueron de sol -eso estaba claro, La Laguna estaba situada en una zona casi siempre fría y lluviosa-. Pero aún así, persistí. Seguí estudiando, esforzándome, porque todo aquello que aprendía me gustaba, me hacía ver que mi futuro estaba ahí, en el mundo turístico.
El blog surgió más tarde, creo que fue en tercero de carrera, en plenos exámenes de Junio cuando se me encendió la bombilla y decidí que sí, que era posible estudiar Turismo y enfocarlo en aquello que siempre me había gustado hacer, escribir. Además, fueron mis amigos los que me empujaron -y digo empujaron, porque casi que así fue-, los que me dieron la valentía definitiva para llevar adelante el proyecto, ¡y aquí estoy 2 años después!
Hace poco aprobé una de las últimas asignaturas difíciles de la carrera, una de las que más sudor, lágrimas y noches de sueño me habían costado y me siento orgullosa. No dejo de pensar en lo poco que me queda para terminar, en lo mucho que me sigo esforzando para acabar en Julio y en las ganas que tengo de dar este paso tan gigantesco de universitaria a adulta, ¡hola vida laboral!
Desde que empecé, siempre he sabido que mi futuro está ahí fuera y es uno de los motivos por los cuales, he decidido viajar tanto los últimos años, aunque nunca lo he dicho antes en el blog. No solo buscaba sitios por conocer, también buscaba un hogar, un lugar que me invitara a quedarme por días, meses y años. De momento, tengo el ojillo puesto en Dublin, Irlanda, porque me cautivó de sobremanera. Irlanda me demostró que no había que tener miedo a viajar, ni mucho menos a viajar sola, me mostró lo mejor de si, me dio gente, me arropó y me hizo enamorarme de su cultura, sus espacios verdes, su música y su gastronomía –por el estómago también se conquista, no me lo creía, pero os lo juro-.

Para finalizar, solo puedo deciros, que me muero de ganas de decir, título en mano, ¡lo logré!
¡Hasta pronto!